William A. Haseltine acuñó el término Medicina Regenerativa hace aproximadamente 10 años. Haseltine fundó en 1992 la compañía Human Genome Sciences la primera empresa en el mundo que utilizó la medicina genómica con el propósito de diseñar medicinas basadas en los genes humanos no tóxicas y no alergénicas que reemplazarían a las drogas convencionales. En marzo del 2000 fundó e-biomed: The Journal of Regenerative Medicine (ahora una revista descontinuada) y en diciembre del mismo año presidió la primera conferencia anual sobre Medicina Regenerativa, "Regenerative Medicine: A Unique Approach to Healing" en Washington, D.C. Fué la primera reunión sobre esta nueva área de la investigación científica enfocada en la curación de las enfermedades mediante el uso de las células troncales, genes y proteínas del propio individuo para reparar sus órganos, tejidos y células. En esa ocasión Haseltine dijo que “la Medicina Regenerativa comprende conceptos tales como la construcción de órganos funcionales fuera del cuerpo para implante, biología de células troncales para aumentar y reemplazar tejidos y órganos dañados o envejecidos, y prótesis electromecánicas para suplementar las funciones corporales que han sido irreversiblemente dañadas y que no son susceptibles de recibir transplante”. Después en el discurso temático de la conferencia delineó las cuatro fases que aparentemente comprenderán el desarrollo de la Medicina Regenerativa. La fase I usará las moléculas humanas para estimular reparar y restaurar las funciones naturales del cuerpo. La fase II tendrá que ver con el implante de tejidos desarrollados fuera del cuerpo, derivados del tratamiento de células troncales con moléculas de señalización; y la reposición de órganos hechos de las propias células del paciente, restaurarán las funciones dañadas por la edad, trauma o enfermedad. La fase III de la Medicina Regenerativa estará basada en el reajuste del reloj genético dentro de las células, algo ya demostrado en la clonación por transferencia del núcleo. Esto implicará el rejuvenecimiento de los tejidos viejos, sin la necesidad de realizar dicha transferencia. Tales aplicaciones prácticas se podrán ver en un lapso de treinta años. La fase IV dará lugar a una revolución incipiente en la ciencia de los materiales. Los organismos vivientes serán manipulados por ingeniería a niveles de tolerancia física subatómica y la ingeniería a escala atómica algunas veces llamada nanotecnología, proporcionará la capacidad de crear varios materiales artificiales. Deberemos ser capaces entonces de diseñar nuevos componentes para células, órganos y tejidos que se integrarán a los naturales. Como ejemplo, las prótesis neuromecánicas que responderán suave y precisamente a impulsos neurales son uno de los resultados posibles que se vislumbran entre muchos otros. Las extrapolaciones de los desarrollos descritos implican que si todo va razonablemente bien, el espectro de la vida humana se puede incrementar significativamente.
Mas allá de la leyenda del titán griego Prometeo, a quién Zeus como castigo por haber entregado el fuego a los hombres, condenó a ser encadenado a una roca y que su hígado fuera devorado diaramente por un águila, lo que implicaba que también diariamente este se regeneraba [1], estos postulados están basados esencialmente en la capacidad real de regeneración inherente a los organismos durante toda su vida.
Sabemos que en mayor o menor medida existe una renovación constante en tejidos como el óseo, el muscular, el hepático, en los epitelios, etc. En otros casos como el cerebro dicha capacidad de renovación aunque existe, aparentemente es limitada a una región y a requerimientos funcionales específicos, por ejemplo la neurogénesis del hipocampo en la vida adulta posiblemente relacionada de forma particular a la memoria [2]. Tal renovación depende fundamentalmente de: a) la posibilidad de que genes normalmente quiescentes o en reposo, puedan volver a ser expresados como parte de programas específicos de desarrollo b) la facultad de las células troncales que residen en los tejidos de aprovechar y organizar tales programas para diferenciarse, proliferar y migrar a lo largo de la vida de un individuo.
Dicha capacidad de renovación no obstante es sobrepasada cuando el insulto es muy intenso o prolongado p.ej. infarto de miocardio, cirrosis hepática, enfisema pulmonar, etc., requiriendo en estos casos medidas de intervención médica o quirúrgica que eliminan, bloquean, sustituyen, complementan, derivan, etc la disfunción pero que NO reestablecen la integridad anatomofuncional del tejido enfermo en la mayoría de los casos, dando como resultado que cuando no se produce la muerte como consecuencia de enfermedad, la reparación del daño deja secuelas que afectan el equilibrio bio-psico-social de un individuo de manera prolongada o permanente. Una forma de sobrepasar el daño grave de un órgano ha sido mediante el transplante o la prótesis, pero en el primer caso se sigue contendiendo con el problema de la enfermedad injerto contra huésped o el rechazo al transplante y los problemas que derivan de la inmunosupresión, así como la escasez de donadores, en el segundo caso la limitación de la prótesis para reemplazar todas las funciones de un órgano así como los efectos que producen sobre el cuerpo los materiales que se emplean para su fabricación (metal, cerámica, polímeros).
La investigación biomédica se ha enfocado en estudiar el potencial de los genes implicados en el desarrollo y las células troncales, y en la forma de manipular tal potencial para hacer mas eficiente la replicación, así como para dirigir la reintegración y funciones celulares específicas después del tratamiento. Para lograrlo a nivel molecular y celular se ha valido de las disciplinas comunes al área como son la bioquímica, biología molecular, biología celular, biología del desarrollo, genética, genómica, etc. En este nivel, el celular, el microscópico, la expectativa hacia la Medicina Clínica es lograr 1) el control de la maduración de las células troncales in situ mediante la administración exógena de factores de diferenciación y crecimiento en programas precisos de estimulación o 2) el desarrollo de células diferenciadas in vitro para transplante celular por demanda. Por otro lado una manipulación focalizada de los genes o de los patrones de diferenciación y crecimiento de las células da origen a un rediseño de los programas de desarrollo y da pie a términos como ingeniería genética, ingeniería de tejidos o de órganos mediante las cuales no solamente se estimula la diferenciación y el crecimiento endógeno o exógeno de las células en un nicho determinado sino que además se pueden reprogramar o preprogramar funciones particulares o crear crecimientos tridimiensionales determinados para recubrir andamios naturales o artificiales (p.ej: cartílagos) o guiar el crecimiento a través de ellos (p.ej: nervios periféricos) o inclusive para formar nuevos órganos (p.ej: vejiga, válvulas cardíacas, vasos sanguíneos, etc).
Todo esto que podría parecer ciencia ficción tiene ya aplicaciones prácticas como el desarrollo de piel para autotransplante en quemaduras o úlceras, el diseño de vejigas urinarias, el recubrimiento de los cartílagos de la tráquea con células del paciente, la regeneración de células de la retina, el desarrollo de cartílago para autotransplante articular, etc.
Pese a todo lo descrito, al tiempo que ha transcurrido desde que se propuso el término de Medicina Regenerativa por primera vez, a que existen grupos y proyectos de investigación alrededor del mundo y se han creado institutos ad hoc, además de publicaciones y patentes sobre el tema aun no existe un consenso en su definición. Mason y Dunhill [3] han señalado que existen muchas definiciones pero que son largas y no apropiadas para que un científico, un emprendedor o un abogado las puedan citar cuando un funcionario de gobierno, un ejecutivo de la industria o alguien del público lo requiriera. Otra de las razones para que exista una definición clara de la Medicina Regenerativa es que además pueda ser considerada dentro de la terminología de los sistemas de salud y de la legislación. Hasta el momento una de las definiciones que se acercaría a dichos objetivos es la que proponen Daar y Greenwood: “La Medicina Regenerativa es un campo emergente interdisciplinario de investigación y de aplicaciones clínicas enfocadas a la reparación, reposición o regeneración de células, tejidos u órganos para restaurar la función dañada resultante de cualquier causa, incluyendo los defectos congénitos, enfermedad, y trauma. Utiliza una combinación de abordajes tecnológicos que van mas allá del tradicional transplante y terapias de reemplazo. Estos abordajes pueden incluir, pero no están limitados a: el uso de células troncales, moléculas solubles, ingeniería genética, ingeniería de tejidos y terapia celular avanzada”[4, 5]. Como los mismos autores señalan mas que pretender que esta sea una definición definitiva el propósito es el de estimular la discusión al respecto para crear un consenso que lleve a una declaración aceptada por todo el mundo. Tal vez dicha definición tenga que moverse desde los tintes meramente metodológicos en los que parecen coincidir hasta ahora las propuestas previas inclusive la de Daar y Greenwood, para dar paso a una visión mas general como se vislumbra en donde la Medicina Regenerativa mas que ser una rama mas de la Medicina es el siguiente escalón en la investigación biomédica y en la Terapéutica intervencionista.
Referencias
1. Regenerative Medicine. 2006, Department of Health and Human Services & National Institutes of Health. USA.
2. Imayoshi, I., et al., Roles of continuous neurogenesis in the structural and functional integrity of the adult forebrain. Nat Neurosci, 2008. 11(10): p. 1153-61.
3. Mason, C. and P. Dunnill, A brief definition of regenerative medicine. Regen Med, 2008. 3(1): p. 1-5.
4. Greenwood, H.L., et al., Regenerative medicine and the developing world. PLoS Med, 2006. 3(9): p. e381.
5. Daar, A.S. and H.L. Greenwood, A proposed definition of regenerative medicine. J Tissue Eng Regen Med, 2007. 1(3): p. 179-84.